Bestiario Humano, el último Rino

“El promedio de vida de un ser humano es de 75 años, el de una especie son 10 millones de años, eso quiere decir que la especie humana tiene el equivalente de edad de un niño de 3 años”.

Algo así comienza Bestiario Humano. Cinco lindas chicas se presentan como rinocerontes y nos platican por qué están ahí o por qué no están. Son animales salvajes, sus movimientos son bruscos, sus miradas de fieras nos hielan los huesos. Comienza la obra.

A la par de la explicación de todo lo que el ser humano ha destruido en el planeta se desenvuelve una historia de amor entre 2 chicas que van a conocer el mundo, personas que quieren encontrarse en la mirada de una leyenda salvaje, en los ojos de un rinoceronte blanco africano casi extinto.

Estas cinco mujeres también se convierten en felinos, en aves, en chimpancés, en personas con diferentes acentos, culturas y pensamientos, ellas son pasado, presente y futuro de la humanidad. La obra Bestiario Humano es violenta, dura, emotiva.

Actúan Esmirna Barrios, Rosalba Castellanos, Miriam Romero, Sofía Sylwin y Lucía Uribe, todas hacen un trabajo excepcional, su escenografía es una escalera, un proyector y un mapa enorme. Ellas son hermosas, sus pieles, sus miradas y la proximidad de estas actrices combinada con la fuerza interpretativa y la naturaleza de sus personajes te dejan sin armas ante lo que ves. 

La dramaturgia parece similar al trabajo de Alejandro Ricaño, pero puede ser sólo la coincidencia de un estilo contemporáneo de narrativa escénica. Diego Álvarez Robledo está a cargo de la dirección y su trabajo no tiene peros, es redondo y de alta calidad.

Lo que vemos es una ficción documental de todo lo que se está extinguiendo, desde rinocerontes hasta los sentimientos del mismo hombre. Me pareció cautivadora y tremendamente fuerte. Terminas con un nudo en la garganta y la certeza de que hemos condenado a nuestra raza a la extinción.

Le quedan pocas semanas. Ir es una experiencia muy recomendable, hace mucho que no encontraba una obra tan emocionalmente retadora.

Por Arely Domínguez. Enero 2015