El amor de las luciérnagas, intermitencias


El amor de las luciérnagas


Imagínate, estás en un funicular admirando un paisaje en un país desconocido cuando, de pronto, ves a alguien de espaldas que te parece familiar, tan familiar que, cuando voltea, puedes reconocer tu propio rostro en esa persona. Es algo terrible e improbable, pero nosotros vamos a descubrir el por qué en el andar de la obra.

El amor de las luciérnagas es una obra escrita y dirigida por Alejandro Ricaño, ya conocido por sus obras anteriores como Riñón de cerdo para el desconsuelo y Más pequeños que el Guggenheim, por lo tanto está garantizada la calidad y el humor negro en cada escena.

Esta vez le toca a María contar su historia: un camino lleno fracasos que van saliendo a la superficie, un hecho insólito que le complica la vida y una fiel compañera que la sigue en la gran, y no siempre linda, aventura del descubrimiento interior.

El amor de las luciérnagas

 
La escenografía y el vestuario son hermosos, complementan el ir y venir de la obra de forma sutil, pero efectiva. La trama nos lleva a explorar la vida de María, que  también es un poco la nuestra y que a base de tropiezos va encontrando lo que en realidad quiere para sí.

Con El amor de las luciérnagas reiremos, nos emocionaremos, suspiraremos y nos dará ese empujoncito para que salgamos de los aturdimientos emocionales de los que, seguramente está llena nuestra vida.

Por Arely Domínguez. Octubre 2013.

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