La casa de los espíritus, almas chilenas

La casa de los espíritus


México es una nación bendecida, nunca ha enfrentado la lucha política y social enardecida de muchos de nuestros hermanos latinoamericanos, quienes únicamente han encontrado catarsis en diversas manifestaciones artísticas.
La historia de La casa de los espíritus, se desarrolla a través de los relatos de la familia Trueba, su historia y la de su país: Chile. Así cada uno de los personajes encarna problemáticas sociales, desgraciadamente vigentes, como el machismo, la pobreza, el gobierno, la prostitución, etcétera.
La obra corre a cargo de Artús Chavez, quien también ha producido obras que nacieron de la literatura como La dama de las camelias, pero que sus trabajos más entrañables están en su faceta de Clown (El extraño caso de Tai Chi y Te Chai, Guerra, etc). Su amplio currículum es tan impresionante como su talento.
Además el cartel está lleno de personalidades del cine y el teatro: Maya Zapata, Johanna Murillo, Tomás Rojas, Sonia Franco, Pilar Ixquic Mata, Daniela Schmidt, Avelina Correa, Hamlet Ramírez, Guillermo Villegas, Marcos García y Amelia Zapata. Maya y Johanna, además, son las productoras de la obra.

la casa de los espíritus

Del trabajo de los actores brilla la disciplina y la emotividad. Sin duda, los más entrañable son el perro Barrabás y la prostituta que Daniela Schmidt hace vivir a través de su cuerpo. Mientras que Sonia Franco y Tomás Rojas se transmutan y logran con claridad que veamos el estrago del tiempo en su físico y en su carácter.El clímax de la historia es muy claro y el final conmovedor hasta las lágrimas.
La casa de los espíritus tiene dos desventajas con respecto a otras obras, la dramaturgia se realizó después de que la novela de Isabel Allende recorriera el mundo, y también existen versiones cinematográficas que son más cortas y, por el lenguaje, más digeribles.
Es larga, casi del doble de cualquier puesta en escena, pero en general es muy bella. Nada se compara con ver personajes vivos que van evolucionando ante tus ojos, con emociones tangibles y reales, con esos dolores que a todos nos han rasguñado el alma y que nos hacen darnos cuenta que al final de todo no somos más que espíritus.
Por Arely Dominguez. Mayo 2015

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